Semiología:
es el capítulo de la patología general que se ocupa del estudio de los signos y
síntomas de las enfermedades; y de sus consecuencias.
Signos: son
manifestaciones objetivas, físicas (exantemas, dilatación cardíaca,
modificaciones del pulso) o químicas (albuminuria, hiperglucemia) que se
reconocen al examinar al enfermo.
Síntomas:
son los trastornos subjetivos (molestias, dolor, etc.) que el paciente experimenta
y el médico no suele percibir o le es difícil comprobar).
Síndrome: es
la serie de signos y síntomas que existen en un momento dado y definen un
estado morboso.
Signo Patognomónico: es aquel que demuestra de una manera absoluta la existencia de una
enfermedad.
Diagnóstico:
consiste en la identificación de una enfermedad para deducir su pronóstico e indicación
terapéutica.
Palpación:
es el proceso de examinar el cuerpo utilizando el sentido del tacto. Es la
técnica diagnóstica que utiliza el tacto de las partes externas del cuerpo o
bien de la parte accesible de las cavidades.
Percusión: es
un método que consiste en dar golpecitos suaves en partes del cuerpo con los
dedos, las manos o con pequeños instrumentos como parte de una exploración
física y cuyo propósito es evaluar el tamaño, la consistencia, los bordes de
órganos corporales y la presencia o ausencia de líquido en áreas del cuerpo.
Auscultación:
es el procedimiento clínico de la exploración física que consiste en escuchar
de manera directa o por medio de instrumentos como el estetoscopio, el área
torácica o del abdomen, en busca de los sonidos normales o patológicos producidos
por el cuerpo humano. Los ruidos más comunes encontrados a nivel patológico en
el proceso antes mencionado son: roncus, crepitus o crepitantes, sibilancias y
estertores.
Interrogatorio:
es el primer acto que conduce al diagnostico. Se basa en el contacto
interpersonal protagonizado por el enfermo y por el médico.
Historia Clínica: es un documento médico legal, que surge del contacto entre el médico y
el paciente. En ella se recoge la información necesaria para la correcta
atención de los pacientes. La historia clínica es un documento válido, desde el
punto de vista clínico y legal, que recoge información de tipo asistencial,
preventivo y social. Consta de distintas secciones en las que se deja
constancia de los datos obtenidos según de qué se trate.
Secciones que forman parte de la
historia clínica.
- Identificación del paciente.
- Problema principal o motivo de
consulta.
- Enfermedad actual o anamnesis
próxima.
Signos Vitales:
comprenden el ritmo cardíaco, la frecuencia respiratoria, la temperatura y la
presión arterial. Estos signos se pueden observar, medir y vigilar para evaluar
el nivel de funcionamiento físico de un individuo. Los signos vitales normales
cambian con la edad, el sexo, el peso, la tolerancia al ejercicio y la
enfermedad.
Los rangos normales de los signos vitales
para un adulto sano promedio mientras está en reposo son:
- Presión arterial: 90/60 mm/Hg hasta
120/80 mm/Hg.
- Respiración: 12 a 18 respiraciones
por minuto.
- Pulso: 60 a 100 latidos por minuto.
- Temperatura: 36.5-37.2° C
(97.8-99.1° F)/promedio de 37º C (98.6° F).
Facies y expresión fisonómica: Se refiere al aspecto o expresión de la cara.
A medida que transcurre la entrevista médica, es posible captar si el paciente
está sereno, angustiado, depresivo, etc. La expresión de su cara lo delata en
una serie de aspectos. La facie de un paciente puede presentar rasgos
característicos que orientan a una determinada enfermedad. Algunos ejemplos
son:
Facie acromegálica: se caracteriza por la prominencia de la mandíbula, protrusión del
hueso frontal, rasgos toscos por crecimiento de huesos y tejidos blandos,
lengua grande (macroglosia). Se encuentra en tumores hipofisiarios productores
de hormona de crecimiento.
Facie cushingoide: la cara se ve más redonda (“cara de luna llena”), la piel se aprecia
más fina y eritematosa y es frecuente observar mayor cantidad de vellos y
lesiones de acné. Se ve en cuadros asociados a exceso de corticoides.
Facie hipertiroidia: se caracteriza por una mirada expresiva, que está determinada por una
ligera retracción del párpado superior; en algunos pacientes existe un
exoftalmo (protrusión de los globos oculares). La piel se aprecia fina y
húmeda. Se asocia a un exceso de hormona tiroídea. Al solicitar al paciente que
siga con la mirada el dedo del examinador desde arriba hacia abajo, se hace más
notoria la esclera del ojo entre el borde superior del iris y el borde del
párpado superior. Este es el signo de Graefe.
Facie hipotiroidia o mixedematosa: destaca la poca expresividad del rostro,
asociado a rasgos abotagados (viene de “hinchazón”), aspecto pálido
amarillento, piel áspera y pastosa, pelo escaso, edema periorbitario y
macroglosia; con alguna frecuencia se pierden las cejas en los lados externos.
Se asocia a cuadros en los que existe un déficit de hormona tiroidea.
Facie hipocrática: puede encontrarse en enfermedades graves como una peritonitis aguda o
un estado de shock (colapso circulatorio). Se caracteriza por un perfil enjuto
(delgado), con ojos hundidos, ojeras, palidez y sudor frío.
Facie mongólica (del síndrome de Down): se aprecia una inclinación mongoloide de los
ojos, con pliegues epicánticos (pliegue de la piel que cubre el ángulo interno
y carúncula de los ojos), puente nasal aplanado, implantación baja de las
orejas y macroglosia.
Facie parkinsoniana: se ve en pacientes con enfermedad de Parkinson. Se caracteriza porque
la cara presenta muy poca expresividad (hipomimia) y los pacientes pestañean
poco. Ocasionalmente se les puede escurrir un poco de saliva por las comisuras
labiales.
Facie febril:
se caracteriza por rubicundez, especialmente de las mejillas, y ojos
brillantes.
Facie mitrálica: se observa en algunos enfermos con estenosis mitral. Las mejillas se
presentan con una rubicundez cianótica.
Revisión por Sistemas: es hacer un repaso ordenado sobre el funcionamiento de otros órganos y
sistemas (especialmente sobre aquellos a que el paciente no hizo referencia al
narrar su enfermedad actual), de manera de que no quede sin abordar algún síntoma
importante para la elaboración del diagnostico, proporcionando adicionalmente
una visión global sobre la salud general del paciente.